Un
elegante colirrojo real macho ha establecido su territorio durante
unas horas en esta zona del arroyo, donde mana una fuente. Al caer la
tarde, seguramente, seguirá su viaje hacia el sur.
Por estas
fechas varias especies de aves se encuentran en plena emigración
hacia sus zonas de invernada en África.
Cada año pasado, desde la década de los ochenta del pasado siglo, se viene
observando como la población de papamoscas cerrojillos y grises,
zarceros, petirrojos y colirrojos reales, ha descendido más de la
mitad. Algunas especies están en regresión, pues apenas se nota su
presencia en los montes.
Fumigaciones aéreas como estas que vemos sobre San Sebastián de los
Reyes, sobre una población donde está prohibido volar, según la
Ley de Navegación Aérea, las hemos visto sobre la mayor parte del
territorio nacional durante todos los días del año, desde hace
décadas.
Estas
fumigaciones aéreas, criminales, ejecutadas por el gobierno en
funciones, incumplen el Tratado Internacional ENMOD, que prohíbe la
utilización de técnicas de geoingeniería o ingeniería climática,
para alterar el clima en zonas de la tierra durante un periodo de
tiempo.
La
Ley de Aguas, en su Artículo
3. Modificación de La Fase Atmosférica, dice que la fase
atmosférica del ciclo hidrológico sólo podrá ser modificada
artificialmente por la Administración del Estado o por aquellos a
quienes ésta autorice.
Si
todavía hay alguien que duda que están alterando el clima en
España, que vea El Tratado Internacional ENMOD y La Ley de Aguas.
Las
fumigaciones aéreas, criminales, que el gobierno ejecuta a diario
para intervenir el clima y destruir los frentes de nubes para que no
dejen lluvias, están compuestas por una serie de metales y de otros
compuestos criminales, como el fosfuro de aluminio, el bario, el
grafeno, entre otros.
Estos
metales que reflejan un color rojo en "las nubes" de compuestos químicos,
formadas por las continuas fumigaciones realizadas durante el día
sobre Madrid, Alcobendas, San Sebastián de los Reyes y varios
municipios de la zona norte de Madrid, son los causantes de la
artritis, descalcificación de los huesos, esclerosis, enfermedades
gastrointestinales, alzheimer, párkinson, enfermedades pulmonares,
cánceres diversos, enfermedades oculares... De un número de
enfermedades crónicas que los españoles van padeciendo desde
temprana edad, y de un número de enfermedades nuevas.
Posado en
la rama de un sauce localizamos a un papamoscas cerrojillo. Tiene el
plumaje de invierno, pues estamos doce de septiembre.
Antes de que
se empezara a ejecutar la intervención del clima con ingeniería
climática, millones de estos pequeños pájaros cruzaban todos los
años España, en su migración de primavera y otoño. En los últimos
quince años sus poblaciones han bajado más de un sesenta por
ciento.
Esta
primavera pasada ha sido criminal para la reproducción de todas las
aves, en especial para los pequeños pájaros insectívoros y
granívoros.
Como ya es
habitual la alteración y la manipulación del clima con ingeniería
climática desde comienzos de 1980, impidiendo que llueva de forma
natural con regularidad; creando bajadas bruscas de temperaturas, con
heladas durante la noche, al eliminar los frentes de nubes; o creando
olas de calor durante el día, al faltar estas. Esta manipulación
del clima con ingeniería climática, es la que ha puesto en esta
situación a las poblaciones de las diferentes especies que habitan y
crían en la Península Ibérica.
El
papamoscas gris hace dos crías en primavera, una más que el
papamoscas cerrojillo. Pero su población ha caído en picado, con
mayor velocidad que la de su pariente.
En los
últimos quince años, por cada diez papamoscas cerrojillos que se
ven, se observa uno gris. A esta especie, la ingeniería climática y
sus consecuencias en el medio natural, la están exterminando.
La población
de estas aves insectívoras migradoras tan populares, no ha
descendido por su caza, pues ya hace unos treinta años que se
prohibió y se erradicó totalmente en España. Están desapareciendo
porque ya no pueden criar.
Sus huevos
no llegan a eclosionar, como consecuencia de las olas de calor que
crean artificialmente, con temperaturas por encima de los cuarenta
grados durante días. Como consecuencia de los productos criminales
con los que fumigan los cielos. Productos patentados como las tierras
de diatomeas, que exterminan a los insectos con los que se alimentan
las aves y alimentan a sus pollos, por eso ahora apenas se ven
insectos en los montes.
Si los
huevos se cuecen por las altas temperaturas, o los pocos pollos que
nacen apenas tienen alimento, mal van estas aves para aumentar su
población, que cada año es menos numerosa.
Recorriendo los sarmientos de una zarza observamos a un zarcero
común. Va capturando pequeños insectos y mosquitos que todavía no
se han despertado por el relente de la noche.
Cada especie
que estamos mencionando en el artículo, va ha consumir tal cantidad
de insectos a su paso migratorio por La Península Ibérica,
equivalente al doble del peso de su cuerpo. Si calculamos el peso de
cada especie (trece gramos en el papamoscas cerrojillo) por los
cientos de miles que están pasando, veremos la cantidad de insectos
que consumen.
Según van
arreciando los fríos en el norte y centro de Europa, van llegando
las poblaciones de petirrojos a La Península Ibérica.
Entre los
meses de septiembre y octubre, las poblaciones del norte y las que
nacieron en las montañas de la península van a ocupar sus
territorios, que van a defender durante el otoño y el invierno
frente a otros individuos de su especie.
Mediado el
mes de septiembre, se empiezan a ver los pájaros insectívoros que
proceden del norte de Europa y de Rusia, que van a invernar en La
Península Ibérica. Millones de petirrojos, zorzales, mirlos y
currucas, van a ocupar las diferentes parcelas forestales y nichos
ecológicos de las sierras bajas y llanuras, que han dejado los
diferentes pájaros que ahora están viajando hacia África.
En este
estado tan lamentable se encuentran los arroyos de las sierra bajas
del centro de España. Sin agua, sin vida. Arrasados por la sequía y
las olas de calor artificiales, creadas con ingeniería climática.
Con temperaturas por encima de los 40ºC durante los meses de julio y
agosto, desde las once de la mañana hasta las ocho de la tarde.
Nunca se
habían visto tantos fresnos y sauces muertos y mutilados como
consecuencia de estas sequías ejecutadas con ingeniería climática.
Estos
árboles llevan cuarenta y cuatro años sufriendo estrés hídrico
durante el verano y otros meses de año. Su constitución está tan
deteriorada y padecen tal estrés hídrico, que terminan después de
un periodo penoso en el que se los caen las ramas y brazos, con su
muerte. Como observamos en la fotografía.
Los mirlos
y los petirrojos han encontrado un nicho ecológico más favorable
para vivir, alimentarse y criar, en las huertas y parques de pueblos
y ciudades.
Aquí la
humedad del suelo es constante durante todo el año, pues riegan
todos los días. Las especies vegetales les ofrecen garantías para
esconder sus nidos y protegerse durante la noche. Ciertos insectos
que componen una base importante de su alimentación, como las
lombrices, los caracoles, las arañas. las moscas y los mosquitos,
abundan en estos espacios naturales creados por el hombre.
Para
terminar, os dejo el relato de un agricultor y ganadero de San
Sebastián de los Reyes, que me contó a mediados de los años
ochenta del pasado siglo.
"Antes
de que revolucionaran el clima como lo están haciendo, que no paran
de hacer experimentos, pues esto que pasa no es normal, llovía
regularmente, sobre todo durante la primavera y el otoño. En invierno
llovía mucho, y nevaba. En verano caían tormentas, generalmente una
por semana.
Los campos
estaban unos nueve meses del año verdes y no hacia el calor que hace
ahora. ¡Este sol no calienta, quema!. La tierra estaba la mayor
parte del año húmeda. Criaba muchos insectos y pequeños
animalillos.
El río, los
arroyos y el caz estaban llenos de caza y de pájaros de todo tipo,
pues estaban cubiertos de grandes álamo, alisos y bardagueras, donde
se criaban muchas zarzas, espinos y saúcos, que daban muchos frutos
en esta época.
Ahora, en
los últimos años, apenas llueve con regularidad. Yo no se que
estarán echando, que apenas se ven saltamontes y otros insectos. La
mayoría de los manantiales se han secado y los pocos que quedan se
están secando. Las zarzas, los espinos y los saúcos, apenas dan
frutos, pues no llueve en verano ni al comienzo del otoño.
Por eso
ahora, los mirlos se van quedando en las huertas durante todo el año
y crían en ellas. Los zorzales que vienen del norte con otros
pájaros, y todos esos pajarillos que emigran al sur, que cada año
que pasa hay menos, están mejor en las huertas, donde se riega todos
los días, el ambiente es más húmedo y fresco, y no les falta el
alimento".
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